lunes, 7 de octubre de 2013

RECETA: GACHAS DE TERUEL




Las gachas son comida de celebración familiar o con los amigos por excelencia, además de manjar de invierno, ya que debido a la cantidad de complementos que las acompañan, además de las propias gachas, se desaconsejan para meses de mucho calor. Aunque también hay gente que come cocido en verano...y sobrevive!!!

Vamos a contaros como prepararlas

MATERIAL Y UTENSILIOS NECESARIOS

Caldero de cobre, que se pone directamente al fuego sobre las trébedes.

Capazo de esparto, en el que meter el caldero para darles vueltas a las gachas, ya que al tener el fondo curvado no se sujeta bien de pie.

El palo de remover:  Normalmente de madera de almez (Celtis australis L). Es un árbol típico de nuestros caminos rurales, incluso de nuestras ciudades, con tronco recto, liso, de color gris, que se divide en varias ramas, también rectas y ascendentes, con la copa redondeada y frondosa. El almez posee una madera muy blanca una vez pelada, muy maleable al estar verde, pero de gran dureza al secarse.

De hecho, una vez una vez cortada, y secada al horno o a la propia llama sirve para construir aperos de labranza, como horcas, mangos para azadas, picos, hachas y martillos; además de para fabricar los mencionados palos de remover las gachas.

LOS INGREDIENTES

HARINA DE MAÍZ
AGUA (dos litros por kilo de harina, aprox)
SAL

PARA ACOMPAÑAR

HÍGADO DE CERDO O CORDERO TROCEADO 
PANCETA TIERNA EN TROCITOS O EN TAJADAS
CONEJO
BACALAO
SARDINAS SALADAS (DE CUBA)
REBOLLONES
CARACOLES
PIMIENTOS VERDES
PIMIENTOS ROJOS
AJOACEITE

ASÍ SE PREPARAN

Una vez encendido el fuego, colocamos las trébedes, y sobre ellas el caldero de cobre con agua hasta la mitad, o poco menos, según los comensales.

Extendemos sobre el agua una mano de harina esparcida, como formando una película de fino polvo. 

El fuego de leña debe arder de forma continua, aunque no demasiado vivo. 

Al empezar a hervir se le añade la harina de maíz en cuatro montoncitos, que quedarán flotando en el agua hirviendo. 

En ese momento, añadimos la sal, dejándola caer en el centro del círculo que forman los montones en los que hemos distribuido la harina. Esta forma de colocarla no es caprichosa, ya que los montones dejan un orificio en el centro de la cruz que se forma, lo que constituye un respiradero por donde emerge el vapor de la cocción.

Así, la harina se va cociendo de abajo arriba, y de dentro afuera. Esta es la clave para obtener una buena masa de gachas, evitar en todo momento que el agua hirviendo cubra por completo la harina. Entre 45 minutos y 1 hora después, el hervor comienza a ser espeso, lo cual comprobaremos introduciendo el palo de remover por el centro de los cuatro montones, hasta el fondo del recipiente. La persistencia del espeso hervor, que conocemos como el "razonar" de las gachas, nos indicará que es el momento de sacar del fuego el caldero,  dejándolo en el capazo de esparto.


Ahora, con el palo, se van deshaciendo los grumos de harina cocida, revolviendo la cocción hasta conseguir una masa homogénea, para lo que se necesitan unos cuantos minutos de dura pelea y fuerza muscular considerable. 

Una vez en su punto, cuando la masa se hace una bola dentro del caldero, de modo que se podría levantar toda ella con el palo, se abre con un cucharón en varios trozos.

 Sobre la masa troceada se vierte (en su justa medida,) el aceite caliente, resultante de la fritura de las carnes, lo que constituye el "unto", que engrasará la masa, dándole ese color dorado brillante tan atractivo a la vista y sabroso al paladar.

Mientras las gachas se van haciendo en el caldero, vamos preparando el resto de alimentos que las acompañan, que, visto lo visto, no me atrevo a llamarlos guarnición: hígado de cerdo o cordero troceados; tajadas de panceta tierna; conejo; bacalao; sardinas saladas; rebollones; caracoles; pimientos verdes y rojos; tomate frito, ajoaceite... 

Todos se preparan fritos (evidentemente, el ajoaceite, no) y por separado, colocándolos también en diferentes recipientes a la hora de servirlos. 

A COMER

A diferencia de otras regiones, donde las gachas son más líquidas, tipo papilla espesa, y se comen con cuchara, mezcladas con el acompañamiento, en Teruel se comen  "a repizcón", cogiendo un pegote de masa con la mano (a modo de pan), con el que se van untando o acompañando los distintos ingredientes.

Y aquí la paradoja. Lo que realmente es el plato principal acaba convertido en el acompañamiento de los acompañamientos.

Regarlas siempre con un buen vino tinto, nunca agua o cerveza, que hará que la masa se hinche dificultando todavía más si cabe la digestión.

De postre, algo de fruta del tiempo, si puede ser de tipo cítrico (naranjas, mandarinas, caquis), o una buena piña, ayudará tambien a rebajar la comida, y para terminar, una infusión de manzanilla o el poleo, y si podéis, té blanco de roca. Olvidaros de la siesta y sustituirla por un buen paseo por el campo.

Otra de las ventajas de las gachas es la cantidad de trabajo que nos ahorran, ya que ese día os aseguro que pasaréis de preparar merienda, e incluso la cena!! ;)

¡¡Que aproveche!!

Agradecimiento: 
http://alfredosanchezgarzon.blogspot.com.es/2012/12/tiempo-de-gachas-en-el-rincon-de-ademuz.html

3 comentarios:

  1. La he comido siempre. Buenísimas!!!!

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  2. Llevo casi 70 años comiéndolas, son espectaculares. Recomendadas en invierno.
    Las como acompañadas de conejo y lomo frito al ajillo, fritos de longaniza, papada y/o jamón y morcilla de arroz , pimientos rojo y verde frito, caracoles fritos a la menta, tomate rallado frito y ajoaceite . Con eso a dieta hasta dentro de tres días.

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  3. Por mi zona (Moya -Cuenca) se preparaban sobretodo el día de la matanza "matagorrino" y se mezclaba el unto de las tajadas en el caldero, todo junto.. y con las que sobraban se hacían trozos y se freian al día siguiente... Una buena receta para días de nieve..

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